Lo primero que podríamos empezar comentando es el propio término de ecosfera. La ecosfera es una idea teórica en Ecología que fue desarrollada en el plano práctico por la NASA. Se trata de una esfera cerrada que recrea un ecosistema mínimo, donde hay productores primarios (plantas o algas), consumidores primarios (microorganismos) y consumidores secundarios (por lo general macroinvertebrados de pequeño tamaño). Dentro de esta esfera hay un sustrato y un medio, en este caso el agua, con una parte gaseosa (aire en superficie). La idea es que la ecosfera pueda generar todos los ciclos bioquímicos imprescindibles para el desarrollo y mantenimiento de la vida independiente del exterior, al menos en parte ya que la energía que utiliza este sistema sí que proviene del exterior (realmente sería un sistema semiabierto, ecológicamente hablando). El ciclo, muy resumidamente, que se desarrolla en una ecosfera es el siguiente: la luz del sol (o de otras fuentes de iluminación) aporta la energía necesaria para que algas y plantas se desarrollen a un ritmo lento; a su vez esta generación de materia vegetal posibilita que se desarrollen microorganismos como protozoos y diminutos animales; a su vez, estos microorganismos y sus productos constituyen el alimento, junto con las algas y plantas de la esfera, para otros consumidores secundarios. En un sistema teórico, esta esfera llegaría a alcanzar un equilibrio ecológico, donde las entradas de materia-energía serían iguales a las salidas… en otras palabras, lo comido por lo servido.
Estas ecosferas se comercializaron inicialmente hace unos años con el nombre de “migi-cubes” y “migi-spheres” según la forma que tenían (en realidad la forma es lo menos importante). En el mercado estos artilugios alcanzan valores exorbitados muchas veces fuera del alcance del comprador medio. La clave de su éxito es que no necesitan mantenimiento (en realidad sí lo necesitan pero es mínimo). Por el contrario, al ser sistemas cerrados no podemos intervenir en caso de que algo vaya mal y, en todo caso, su vida útil es muy limitada, a lo sumo unos 3 años aproximadamente y en las mejores condiciones. El sistema funciona bastante bien pero no es perfecto, es decir, nunca llega a ese equilibrio teórico, al cual sí se acerca, pero está lejos de ser un ecosistema perfecto.
El funcionamiento de una ecosfera es realmente simple (en cuanto a las atenciones que debemos prestarle, entender la complejidad del sistema en profundidad es otra cosa). Simplemente hay que procurar que la ecosfera esté en contacto con la luz del sol y a una temperatura adecuada que puede variar entre los 10 y lo 28ºC (vamos, como cualquier acuario). Con esto nos aseguramos de que las plantas/algas se desarrollen bien en su interior. Si este paso funciona, los demás niveles tróficos se regulan por sí mismos (si hay mucha producción de algas, se generarán muchos microorganismos, si la producción baja, el crecimiento de microorganismos se estancará o la población caerá, etc.).
La construcción de una ecosfera en plan casero es bastante simple si disponemos de los materiales adecuados. En este caso voy a enseñaros a hacer un “eco-bote” (porque realmente no es una esfera como veréis) con un bote de vidrio de Nocilla, por ejemplo, con su tapa incluida. El funcionamiento a nivel práctico de un bote de cristal cerrado es el mismo que una ecosfera comercial, simplemente es menos estético (o no, no tiene porqué). Lo que sí es fundamental es que la tapa cierre herméticamente y que los cristales sean lo más nítidos posibles, ya que de lo contrario no conseguiremos el efecto deseado.
Bote de vidrio. Puede ser de cacao, café, etc. Autor: Isaac García
El volumen en una ecosfera no es importante, podemos hacer una desde medio litro hasta el litraje que queramos o podamos. El funcionamiento es el mismo independientemente del volumen. En lo único que va a influir es en los animales que podamos meter dentro.
Para su fabricación únicamente necesitamos un bote de vidrio (en este caso uno de Nocilla) con su correspondiente tapa. Si la tapa es de metal acabará oxidándose, alterando el equilibrio ecológico en el sistema y probablemente ocasionando colores no deseados o que el bote se haga inservible en unos meses. Las tapas de plástico son más aconsejables, aunque algunas liberan sustancias similares a las hormonas que alteran el desarrollo de animales y plantas… pero bueno, es lo que se puede hacer en plan casero, es la diferencia entre gastarse 3€ o gastarse 50, la diferencia es notable. Además con este método podremos abrir y cerrar el recipiente, así que en cualquier momento podremos reiniciar nuestra ecosfera (cosa que con las comerciales es imposible). Los cristales del bote, cuanto más lisos y rectos mejor, ya que así evitaremos el efecto lupa o curvatura, producido por el vidrio doblado. Un bote más ancho que alto es mejor que uno más alto que ancho. Esto es así porque cuanto más alta es la columna de agua peor es la difusión de gases en las partes más bajas.
Una vez tenemos nuestro bote (también sirven los de mermelada, encurtidos, botes de conservas, etc.) colocaremos el sustrato que queramos. Si colocamos sustratos de granulometría gruesa o media parecerá que está metido a presión y quedará estéticamente poco vistoso. Como es de suponer que vamos a trabajar en volúmenes muy pequeños (de entre 0,5 a 2 litros) la mejor elección es arena o gravilla muy fina. Colocaremos aproximadamente sustrato hasta llegar al 5% de la altura del recipiente (1-2 cm). Podemos poner alguna piedrecita o rama de pequeño tamaño a modo de decoración pero sin sobrecargar el bote. Una vez tenemos el sustrato y la decoración podemos introducir alguna planta de bajo porte (musgo, sagitaria, “Cuba”, eleocharis, etc.). Debemos tener en cuenta que al ser un sistema cerrado las plantas se desarrollarán muy poco, prácticamente nada, llegando a estancarse su crecimiento, por lo que conforme las coloquemos seguramente permanecerán igual durante meses (al menos nosotros no advertiremos su crecimiento). No debemos preocuparnos por la proliferación de algas en los cristales ya que al competir por los recursos con las plantas no llegarán a colonizarlo todo, además de que los nutrientes en el agua serán muy escasos.
Un diseño muy simple con arena, cantos rodados, vallisneria y eleocharis, con tres gambas red cherry en su interior y algunas Melanoides granifera. Autor: Isaac García
Una vez que tenemos claro el diseño que queremos para nuestro pequeño acuario autosustentable simplemente debemos llenarlo de agua hasta el 80-90% aproximadamente. El dejar un 10-20% de volumen de aire favorece los ciclos de intercambio gaseoso de oxígeno, CO2 y nitrógeno entre el agua y esta capa, esto es fundamental. El intercambio gaseoso no se hará por la remoción de la capa superficial, como ocurre en un acuario con filtro o con aireador, sino que se producirá por diferencia de presiones parciales de los gases contenidos en el agua y en el volumen seco superior (si hay poco oxígeno en el agua, éste entrará por diferencia de presión desde la bolsa de gas superior, etc.). Este mecanismo es lento, por lo cual no debemos superpoblar la esfera ni de plantas ni de animales. Los seres más pequeños (aquellos que intercambian mejor los gases con su entorno) serán los idóneos para vivir en estas condiciones.
El agua de llenado es muy importante. Evidentemente no puede estar clorada porque al ser un sistema cerrado nunca se evaporaría el cloro y tendríamos un bote muy bonito pero sin prácticamente vida en él. Tampoco debe ser agua embotellada porque no contiene microorganismos. Lo mejor es utilizar agua de un acuario maduro o de un estanque, lago o charca ya que contendrá cientos de especies de microorganismos (bacterias, protozoos, hongos, algas, etc.) y consumidores primarios (cyclops, ostrácodos, daphnias, etc.). Del mismo modo ese agua ya aportará algunos nutrientes al sistema (materia orgánica, nitrógeno, fósforo, calcio…).
El agua de llenado es muy importante. Evidentemente no puede estar clorada porque al ser un sistema cerrado nunca se evaporaría el cloro y tendríamos un bote muy bonito pero sin prácticamente vida en él. Tampoco debe ser agua embotellada porque no contiene microorganismos. Lo mejor es utilizar agua de un acuario maduro o de un estanque, lago o charca ya que contendrá cientos de especies de microorganismos (bacterias, protozoos, hongos, algas, etc.) y consumidores primarios (cyclops, ostrácodos, daphnias, etc.). Del mismo modo ese agua ya aportará algunos nutrientes al sistema (materia orgánica, nitrógeno, fósforo, calcio…).
Es aquí donde debemos elegir los animales que vamos a introducir. No es necesario decir que su cantidad será muy reducida. Por ejemplo, en un bote de mermelada de 300 ml sólo cabría una gamba tamaño Red cherry, por ejemplo, o un par de planorbis, o un grupo de daphnias, etc. Debemos tener claro que en este acuario no vamos a reproducir animales, simplemente a mantenerlos, por lo tanto lo curioso del artilugio es su funcionamiento, que no requiere prácticamente atenciones y que lo podemos desplazar de un lado a otro con relativa comodidad. No debemos pretender montar un acuario amazónico con varias especies reproduciéndose porque directamente es imposible. Simplemente las especies más pequeñas podrán reproducirse (hydras, protozoos, cyclops, ostrácodos, moluscos diminutos...). Esto es un experimento muy curioso, que podemos tener junto al ordenador en el escritorio o llevarlo a nuestra oficina o tenerlo en una clase de un colegio para que lo vean los niños, pero está claro que tiene muchas limitaciones.
Una vez que esté montado cerramos la tapa. Colocamos la ecosfera cerca de una fuente de luz solar pero que no incida directamente en el cristal porque se calentaría y cocería literalmente todo lo que hubiera dentro. Una vez hecho esto “nos olvidamos” de ella… ya no hay que hacer nada más, ni echarle comida, ni hacer podas, ni preocuparnos por el pH o la dureza o la temperatura… nada. El sistema se regulará solo. Si se produce una bajada de pH el sistema lo estabilizará hasta su punto de equilibrio. Una vez lo alcance las variaciones serán prácticamente nulas. Este sistema se puede prolongar mucho en el tiempo, si se hace bien incluso varios años. Los animales que coloquemos morirán cuando consuman su ciclo vital, al igual que los de un acuario convencional. Cuando esto ocurra podemos abrir y sustituirlos o simplemente dejarlos que se descompongan aportando nutrientes al sistema, con lo cual habrá un brusco desequilibrio puntual que se corregirá con el tiempo gracias a bacterias y plantas. Es muy recomendable realizar esta experiencia para entender mejor cómo funciona un ecosistema. Es muy barato (bote de vidrio 1-3 €, plantas de una poda, un poquito de sustrato y agua de estanque, una o dos gambas o caracoles…), se utilizan materiales reciclados si se tienen, es sencillo de montar y duradero, no requiere sistemas de iluminación, filtración o calefacción… ¿se puede pedir más?
Ecosfera casera en nuestro lugar de trabajo. Autor: Isaac García
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Me gustan, y aprobecho para decir...
ResponderEliminarLagoon tiene una nueva fachada, ¿quieres verla?, pásate por el blog.
Además, para celebrar esta nueva fachada hay dos nuevas entradas.
Pásate y deja un comentario.
Saludos
Me gusta mucho el nuevo look Lagoon, ánimo con el blog y seguid así ;)
ResponderEliminarUn saludo!
muy bueno lo de la ecosfera casera! que tipos de caracoles se pueden introducir?
ResponderEliminarPues, dependiendo del volumen de la ecosfera, se pueden introducir muchas especies de gasterópodos. Evidentemente cuanto más pequeños mejor y siempre en número reducido. Algunas recomendaciones serían ferrisias o giraulus, que son muy pequeños. En un segundo tamaño tendríamos fisas, Melanoides granifera o planorbis. Y si la ecosfera es de un volumen considerable pues podríamos jugar con caracoles más grandes como Melanoides tuberculata y otras especies que no necesiten una alta oxigenación del agua.
ResponderEliminarLa ecosfera obligatoriamente debe ser cerrada? o se puede hacer por ejemplo con una pecera redonda que tiene la parte de arriba destapada?
ResponderEliminarHola Marcela:
ResponderEliminarSi quieres que sea una ecosfera propiamente dicha, sí, debe estar cerrada ya que la definición de la ecosfera es un ecosistema cerrado independiente del ecosistema exterior. Si la ecosfera está abierta se produce un intercambio de gases con el exterior y en ese caso se trata de un acuario convencional. Sigue siendo un acuario y puede ser muy interesante, pero como experimento pierde toda su gracia ^^
Una crueldad, asi de una.
ResponderEliminarAnónimo... una estupidez de comentario ^^ así de una. Por lo menos la próxima vez identifícate y expón tu criterio, así aprendemos todos algo ;)
ResponderEliminarGracias por tus consejos.me parece una buena alternativa para el acto convencional. Este verano me hago uno.Que animales me recomiendas para apreciar movimiento dentro?
ResponderEliminarBuenas gracias por la información
ResponderEliminarTengo un problema hice 4 en botes hermético de 3.5 lt hervidos anteriormente dos funcionan perfectamente pero en otros dos se pudrió el agua uso agua y plantas de mi acuario sano de 3 años un 120 lt con un filtro muy potente .
Plantas puse musgo de java y cola de zorro y como sustrato mannado que ha fallado en esos dos botes tienen planorbis dentro como 8 o 9 en cada bote y puse alguna lenteja de agua los botes tienen unos 7 cm de zona de aire y los he abierto un par de veces para alimentar a los caracoles asta q se crió un poco de alga
Me vendría bien saber tu opinión
Gracias