En esta entrada vamos a tratar uno de los problemas más recurrentes de muchos de los aficionados a la acuariofilia que mantienen caracoles de pequeño tamaño en sus acuarios: las plagas. Aunque es un tema que se repite con frecuencia en muchos foros y webs dedicadas a la acuariofilia en general siguen existiendo algunas dudas al respecto que espero aclarar en este mini-artículo.
Para empezar podemos definir qué es una plaga exactamente. Una plaga es una situación en la que una especie animal (en este caso) produce una serie de daños o perjuicios de diferentes tipos al ser humano o sobre un ecosistema de interés para el ser humano, por ejemplo daños económicos, estéticos o de transmisión de enfermedades. Conviene destacar que una especie o un conjunto de especies no constituyen una plaga de por sí, sino que sólo se consideran plaga cuando producen el daño. Mucha gente puede pensar que una especie es "buena" o "mala" pero realmente las especies animales son lo que son, no se pueden encuadrar dentro de las ideas humanizadas del bien o el mal, simplemente hay que conocer su biología y determinar si pueden constituir un beneficio o ser perniciosas según las circunstancias. Hay muchas especies que, para el caso que nos ocupa, producen notables beneficios o simplemente son inocuas en un acuario, pero que al multiplicarse desorbitadamente pueden empezar a producir daños de diferente tipología (ensucian, comen plantas, desentierran raíces, matan a otros animales, contaminan el agua, etc.). Determinados organismos pueden constituir una plaga aun estando presentes en pequeños números ya que son transmisores de enfermedades o producen daños muy notables.
Las especies de invertebrados más propensas a producir una plaga en un acuario son sin duda los moluscos gasterópodos (caracoles), y dentro de éstos son sobre todo aquellos que por su pequeño tamaño, hábitos alimentarios muy flexibles y puestas de huevos abundantes pueden reproducirse de manera exponencial. Los caracoles que o bien paren a sus crías (no ponen huevos), o cuyas puestas son poco numerosas, o bien que se alimentan de cosas muy concretas (como aquellos que sólo se alimentan de algas o de sustancias de origen animal) o bien tienen ciclos de vida muy largos y desarrollos muy lentos, no son buenos candidatos para constituir una plaga en nuestros acuarios. Por otra parte aquellos moluscos capaces de transmitir enfermedades a otros animales o al ser humano no son organismos muy abundantes en la naturaleza, así que raramente podremos encontrarlos en un acuario.
Physella acuta. Autor: Isaac García
Dentro del amplio abanico de especies de gasterópodos de uso acuariófilo, los más firmes candidatos a convertirse en una plaga se pueden contar con los dedos de una mano: las fisas (Physella acuta), los planorbis (varias especies, de los cuales destacan Planorbarius corneus y Planorbella duryi) y los melanoideos (Melanoides tuberculata sobre todo). ¿Qué características convierten a estos animales en potenciales plagas? Pues, como ya hemos comentado, su desarrollo rápido, su altísima capacidad para procrear, sus hábitos alimenticios variados y su plasticidad ecológica (pueden desarrollarse en numerosos ambientes: agua cálida y fría, múltiples sustratos, etc.). Otras especies pueden constituir "plagas estéticas" porque realmente no generan daños importantes, como los giráulidos o las ferrisias (Gyraulus acronicus y Ferrissia wautieri). Otros como Marisa cornuarietis o Lymnaea stagnalis producen daños en las plantas cuando contamos tan solo con un individuo en un acuario (el género Melanopsis sp. también produce estos daños aunque en menor medida). Pero sobre todo son los primeros de la lista los más preocupantes, es decir, los que se nos pueden descontrolar un poco.
Ejemplares de varios colores de Planorbella duryi. Autor: Isaac García
Ahora bien, ¿cuándo y cómo se convierten estos organismos en plagas? ¿Qué factor o factores son determinantes para que esto ocurra? Pues son una serie de factores desencadenantes, entre los cuales el más determinante es la alimentación sin lugar a dudas. En un ecosistema (un acuario es nuestro ecosistema de referencia) donde el alimento es abundante y siempre está disponible, estas especies "funcionarán" a pleno rendimiento: se desarrollarán muy deprisa, crecerán fuertes y sanos, empezarán a reproducirse precozmente y procrearán a gran velocidad. Si a esto le sumamos otra serie de factores la plaga avanzará aún más rápido: ausencia de competencia por el alimento (acuarios monoespecíficos, donde no haya otros organismos que compitan por el alimento), aguas muy oxigenadas y con buenos parámetros de calidad del agua, temperaturas altas (dentro del óptimo térmico de estas especies), plantas y refugios abundantes y sustratos adecuados para el desarrollo de la especie (en el caso de los tuberculatas sustratos finos o arenosos que les permitan llevar una vida subterránea). Si todos estos factores confluyen, la población de caracoles sufrirá una verdadera explosión demográfica, pudiendo pasar de unos cuantos individuos a cientos de ellos en cuestión de semanas o pocos meses.
Inicios de plaga múltiple con Planorbarius corneus, Melanoides tuberculata y Melanopsis tricarinata. Autor: Isaac García
¿Qué daños pueden causar estas especies? Muchos acuariófilos dirían que primeramente se produce un "daño estético". Realmente esto no es un daño cuantificable y puede que a muchos aficionados esto no les preocupe demasiado, pero es cierto que un acuario en el que no podemos ver a través de los cristales debido a la densidad de caracoles nos está indicando que algo se nos ha ido de las manos. En segundo lugar son especies que al multiplicarse en exceso varían sus costumbres alimentarias. Los planorbis, por ejemplo, cuando están en bajo número no suelen morder las hojas de las plantas, pero cuando su población se dispara empiezan a consumir tallos tiernos de ciertas especies de plantas y finalmente consumen casi cualquier cosa verde que tienen a su alcance. Otros daños son los que se pueden producir en elementos del sistema de filtración de un acuario, como por ejemplo los casos en los que encontramos decenas de conchas de fisas dentro del compartimento del filtro u obstruyendo tubos y otros conductos. Los melanoides en un número muy alto pueden llegar a desenterrar las plantas cuyas raíces son más débiles o alterar la disposición del sustrato y otros elementos de decoración. Cuando el número de caracoles es verdaderamente aplastante (miles de ellos) se puede producir un fenómeno químico denominado captura de carbonatos del agua, proceso por el cual los gasterópodos absorben todo el stock de carbonatos diluidos en el agua para formar sus conchas (recordemos que los caracoles necesitan aguas duras con abundantes carbonatos para formar sus conchas) y pueden llegar a bajar drásticamente el Kh del agua y su dureza total (incluso si se realizan cambios periódicos del agua), con lo cual se pierde la capacidad tamponadora del pH del acuario y éste desciende. Es un fenómeno que sólo se da en casos realmente drásticos. También, si la población llega a un punto límite en el que muchos individuos empiezan a morir (por falta de oxígeno en el agua, bajada brusca de pH o eliminación de los carbonatos) pueden producir una contaminación química por acumulación de compuestos nitrogenados, afectando a todo el acuario con el resto de sus habitantes. Muchas veces estas plagas se asocian al inicio de otras plagas como las hidras, planarias y los microgusanos del sustrato, que aprovechan las condiciones de abundante materia orgánica generadas por los caracoles para reproducirse ellos mismos.
Plaga descontrolada de planorbis en un acuario de 10L. Autor: Isaac García
¿Cómo se puede impedir que esto ocurra? Pues en principio es un asunto realmente sencillo y no debemos pensar que al introducir estas especies en nuestros acuarios vamos a generar una situación apocalíptica de difícil solución, todo lo contrario. Como hemos dicho antes, estas especies son beneficiosas, incluso mucha gente las considera estéticamente atractivas y su comportamiento es muy interesante. Simplemente con que la alimentación sea la adecuada (sobrealimentar no es sinónimo de alimentar bien en un acuario) estas especies nunca llegarán a constituir una plaga. La competencia por el alimento limitado es el factor que mejor regula el desarrollo de las poblaciones de estos animales. En un acuario donde el alimento que suministramos es consumido en los primeros segundos o minutos por parte de sus habitantes raras veces podremos presenciar una plaga de caracoles. La presencia de plantas abundantes, aparte de constituir un acuario sano biológicamente hablando, ya es por sí misma una fuente de alimento para estos animales ya que la materia vegetal en descomposición es alimento de sobra para ellos. La presencia de otros tipos de animales en el acuario fomenta la competencia por los recursos y también limita su crecimiento. Por otra parte, si vemos que la población aumenta y nos empieza a preocupar, siempre podemos retirar individuos manualmente hasta un número aceptable o colocar trampas durante la noche con alimento en su interior para retirarlas por la mañana con los ejemplares capturados. También podemos recurrir a métodos de control biológico que limiten las poblaciones de estos invertebrados (por ejemplo con peces que consuman crías de estos caracoles o con otros caracoles depredadores como los Anentome helena). Otro tipo de control es el control térmico. Generalmente cuando bajamos la temperatura del agua los caracoles disminuyen su actividad vital: se mueven más despacio, se alimentan menos y se reproducen con menor frecuencia. A veces cambiar la temperatura de un acuario en sólo 2-3 grados menos es crucial para que sus poblaciones dejen de aumentar.
Trampa para caracoles casera hecha con un recipiente de helado. Autor: Isaac García
Espero que este repaso rápido de las temidas plagas de caracoles haya servido para que algunos compañeros les pierdan el miedo a estas especies, que por otra parte son muy beneficiosas para nuestros acuarios, actuando como "barrenderos" de los desechos que otros animales no consumen, alimentándose en parte de las algas que para muchos son tan molestas, oxigenando el sustrato o simplemente complaciéndonos con su presencia.
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