Uno de los canales de Castellón cerca de su desembocadura. Autor: Isaac García
Hace mucho tiempo que quería dedicarle una entrada a este ecosistema artificial tan fascinante. Se trata del sistema de acequias y canales que podemos encontrar entre la localidad costera de Benicàssim y el Grao de Castellón de la Plana, en la provincia de Castellón. Es un enclave que he visitado en innumerables ocasiones, gracias a que mi pareja es de aquellas tierras, y en el que siempre descubro cosas nuevas que atrapan poderosamente mi atención. Situado en una zona típica de marjal, emplazamiento de antiguos arrozales y zona de regadío tradicional, equiparable, a pequeña escala, con el entorno de los arrozales valencianos, más extensos.
Vegetación subacuática en los canales más profundos (1 m de profundidad). Potamogeton pectinatus. Autor: Isaac García
Desde el punto situado al sur de la localidad de Benicàssim hasta llegar a la zona del Grao de Castellón se cultivaron campos de arroz desde el siglo XIII hasta el siglo XVI, momento en el cual las autoridades decretaron la prohibición de llevar a cabo estos cultivos (debido a las importantes bajas que el paludismo producía en la población local). Periódicamente, estos cultivos fueron sustituidos por plantaciones de cáñamo. En la década de los años 60 la sobreexplotación de los pozos acuíferos desecó la mayoría de "ullals", unas surgencias naturales que abastecían continuamente el sistema de acequias. Es en esta época cuando desaparece el mayor complejo de acequias, quedando diezmado el sistema original. Los cultivos de cáñamo y hortalizas de regadío se sustituyeron por el algodón y para tratar de combatir las plagas típicas de este cultivo se emplearon sustancias como el DDT, que en su época acabó con prácticamente toda la fauna local. Aun así, esta zona conserva su estructura típica de marjal, con innumerables acequias de escaso caudal que surcan el territorio, vertebradas en canales que desembocan directamente en el mar. Actualmente el sistema de acequias-canales está compuesto por las siguientes (de norte a sur): de l'Obra, Senillar o Canyaret, Travesera, Riu Sec, La Plana, Entrilles, Patos y Catalana, Almalafa, Bellet, Vinatxell, Miralles y Arbre o Mitjera. En la actualidad algunas de estas acequias han quedado en desuso, algunas sepultadas en parte por la actividad urbanística típica de nuestra época. Sin embargo algunas aún conservan su actividad (al menos en muchos tramos) y es en ellas donde podemos encontrar una abundante fauna acuática. La acequia Major recibe sus aguas del azud de Santa Quiteria, en el Río Mijares, y conecta directamente con la acequia de l'Obra (pasando de manera subterránea por Castellón de la Plana y partiendo de Almazora). Así pues podemos establecer una conexión entre el Río Mijares y las acequias de Castellón. Sin embargo el aporte más notorio de agua del sistema proviene del paraje de la Font del Molí. Se trata sin lugar a dudas de un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza. Aunque a continuación hablaré un poco de la fauna típica de estos enclaves hay que destacar que cada acequia es por sí misma un ecosistema con identidad propia y que no encontramos las mismas especies de plantas y animales en todas las acequias, ni la misma variedad ni la misma abundancia. Las distintas acequias tienen distintos aportes de agua, en volumen y en calidad, tienen diferentes velocidades de su caudal, diferentes profundidades, diferentes sustratos, diferentes comunidades de vegetación subacuática y palustre... en definitiva, cada acequia es un mundo, un mundo que sin duda merece la pena explorar y disfrutar.
Uno de los puentes-compuertas de los tramos altos de las acequias. Autor: Isaac García
Si nos damos un paseo por esta zona no será raro observar innumerables aves acuáticas, a veces deambulando entre el ganado ovino que pastorea por el lugar. La ictiofauna está compuesta por decenas de especies de peces, algunos con una doble vida, pasando de aguas dulces a saladas y viceversa, como es el caso de la anguila o la lisa. La gambusia es otro habitante muy frecuente, introducido para combatir a los mosquitos transmisores del paludismo, un mal autóctono. Otras especies como las carpas alcanzan tamaños considerables en estas aguas, así como muchas otras sorpresas que podemos contemplar deteniéndonos un rato junto a las aguas de los canales. Anfibios y reptiles de vida acuática como las culebras de agua no se hacen de esperar si nos dedicamos a dar un paseo nocturno. Del mismo modo también es posible encontrar entre las invasoras tortugas de Florida a galápagos europeos y leprosos, verdaderas joyas faunísticas de nuestro territorio.
Rana verde en una acequia secundaria. Autor: Isaac García
Culebra de agua en una acequia secundaria. Autor: Isaac García
Si nos detenemos en la fauna invertebrada el catálogo es extenso y bello por igual. Dos especies de gasterópodos harán las delicias de los amantes de los invertebrados:
Melanopsis tricarinata y
Theodoxus fluviatilis. Estas dos especies se encuentran sobre todo en los grandes canales de aguas relativamente rápidas y muy oxigenadas. En el limo del fondo podemos encontrar
Melanoides tuberculata en abundancia. Si nos desplazamos a las acequias secundarias, de menor tamaño y aguas a veces estancadas, no son raras las poblaciones de planorbis, fisas y limneas, así como los giráulidos y ferrisias, especies de pequeño tamaño que pasan desapercibidas. También encontramos gasterópodos menos conocidos como
Bithynia tentaculata.
Melanopsis tricarinata y Theodoxus fluviatilis en el fondo de un canal. Autor: Isaac García
Melanopsis tricarinata, un gasterópodo de gran belleza. Autor: Isaac García
Theodoxus fluviatilis, la nerita de río europea. Autor: Isaac García
En cuanto a crustáceos tenemos dos especies estrella: el cangrejo de Louissiana, o cangrejo rojo americano (especie invasora introducida como recurso piscícola) y una maravilla de la marjal, la pequeña gamba autóctona
Palaemonetes zariquieyi. Los primeros hacen túneles por todo el sistema de acequias y canales, llegando a los campos de cultivo, mientras que las segundas deambulan entre las ramas caídas al agua, las raíces de los árboles o bajo lascas y piedras del fondo. Otros crustáceos como las cochinillas de agua, los gamáridos, los ostrácodos, cyclops o las pulgas de agua son más difíciles de observar aunque un examen concienzudo nos revelará que sus poblaciones también son abundantes en determinados rincones.
Procambarus clarkii, un habitante habitual de las acequias y campos de cultivo. Autor: Isaac García
Cochinillas de agua dulce se esconden entre los musgos y plantas de las acequias. Autor: Isaac García
Palaemonetes zariquieyi, la joya de las acequias de Benicàssim. Autor: Isaac García
Si quien visita la marjal es un apasionado de los insectos acuáticos este paseo hará realidad sus más altas expectativas ya que en este ecosistema encontrará varias especies de libélulas y caballitos del diablo de especial belleza (y también sus ninfas cazando en el agua), chinches subacuáticos, zapateros caminando en la superficie, coleópteros de agua, notonectas, larvas de dípteros, ninfas de efímeras, tricópteros, plecópteros, etc. Tanto si echamos una ojeada entre el musgo sumergido, entre las plantas subacuáticas o entre las cañas, carrizos y juncos de los márgenes del camino, encontraremos decenas de especies de insectos tanto en sus fases adultas como en sus estadíos larvarios.
Libélula en la vegetación palustre de las acequias. Autor: Isaac García
La fauna invertebrada de otros tipos también tiene una especial importancia. Si levantamos algunas piedras veremos sin problemas planarias de un tamaño considerable así como sanguijuelas acuáticas (hirudíneos), lombrices y microgusanos de agua dulce, etc. Como digo, es una excursión que no tiene desperdicio para un amante de la naturaleza.
Sanguijuela desplazándose entre caracoles. Autor: Isaac García
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Hola Isaac, me gustaría saber en que lugar (zonas o calles) de Benicàssim se encuentran los canales.
ResponderEliminarMe gustaría recolectar algún Melanopsis tricarinata y theodoxus fluviatilis para mi acuario.
Buenas ERNEST:
ResponderEliminarPues mira, en la calle del Primer Canal, en la del Senillar, en la de l'Obra... por lo general las calles tienen los nombres de las acequias que he mencionado arriba. Prácticamente en cualquier acequias que lleve un flujo continuo de agua en las urbanizaciones de la marjal de Benicàssim puedes encontrar ambas especies. En las calles donde hay acequias que se usan sólo en algunos periodos o que están desecadas salvo cuando arrastran agua de lluvias no podrás encontrar a estas dos especies, deben ser acequias en uso continuo como las que te comento.
Un saludo.
Gracias por tu información Isaac.
ResponderEliminarCreo que este verano me iré de excursión a Castellón.
Muy buen articulo, como siempre ^^
ResponderEliminarGracias por el trabajo que haces.
Fantástico articulo.
ResponderEliminarPor cierto, ¿Hay algún lugar más al norte donde se puedan encontrar invertebrados similares?
Buenas compañero:
ResponderEliminarSí, de hecho P. zariquieyi, M. tricarinata y T. fluviatilis (por citar a las "estrellas" de este ecosistema) son especies abundantes en todo el sistema fluvial litoral catalán. Te diría que en la mayoría de ríos de vuestras tierras podrás encontrarlos, simplemente localiza algún ecosistema de marjal, con acequias de riego (que normalmente son canalizaciones de algún río) o tramos bajos fluviales cercanos a la costa, allí encontrarás gambas en abundancia. En cuanto a las caracolas, igualmente las encontrarás en estos ecosistemas, pero también en tramos medios-altos de ríos de aguas limpias y bien oxigenadas. Por ponerte un ejemplo que conozco mejor (diisculpa pero por tierras de Cataluña no me he movido mucho, por desgracia) también en la provincia de Castellón, en Montanejos, una localidad de interior montañosa, tienes M. tricarinata y T. fluviatilis en una población local muy abundante. Seguramente en el Llobregat, por ponerte un ejemplo, puedas encontrar estos tipos de fauna y otros igualmente interesantes, ya que es un ecosistema similar.
Gracias,
ResponderEliminarIgualmente creo que se encuentran mayoritariamente hacia el sud. Solo he leído que en el Delta del Ebro existen poblaciones de palaemonetes zariquieyi i algún ejemplar de melanopsis tricarinata, però en el lago de Banyolas, creo que se pueden encontrar Athaephyra desmarestii y algunas esponjas de agua dulce además de otros invertebrados.
De todas formas, creo que són más interesantes las poblaciones de Castellón, ya que en Catalunya hablamos de espacios o parques naturales protegidos en que los invertebrados són bastante difíciles de observar
Conclusión: Intentaré visitar Benicàssim, però desde la provincia de Barcelona hasta Castellón hay unos cuantos quilómetros, asi que ya veremos si puedo ir