Céfalon y pinzas de una muda de un Macrobrachium sp. de Sudamérica. Este ejemplar podría medir más de 35 cm perfectamente. Fuente: Internet
En esta entrada veremos la posibilidad de mantener algunas especies de camarones de agua dulce de gran tamaño en nuestros acuarios. Los camarones hacen referencia al grupo de gambas que ostentan unas pinzas más desarrolladas que sus parientes detritívoros de menor tamaño. Por lo general, hablamos de camarones en las zonas de América latina, donde su pesca y cría en semilibertad para el consumo humano hace de numerosas especies conocidos habituales en mercados y en la cocina diaria. Los camarones pertenecen, por regla general, a una amplia familia de crustáceos decápodos conocida como palaemónidos (Familia Palaemonidae) y aunque algunos de ellos son de un tamaño relativamente pequeño, la gran mayoría sobrepasa con creces los 5 cm, llegando hasta especies que alcanzan los 20 cm en su estadío adulto.
Existen especies de camarones en todo el mundo, tal es el caso de las especies del género Palaemonetes sp. que se dan tanto en Europa como en el continente americano. Pero es sobre todo en Centroamérica y Sudamérica donde encontramos mayor variedad de especies (muchas de ellas comprendidas en el género Macrobrachium sp.), siendo algunas de ellas todavía desconocidas para la ciencia por encontrarse en la profundidad de la selva amazónica. En los países de estas regiones podemos encontrar multitud de especies, ya no tanto en comercios dedicados a la comercialización de animales, sino más bien en mercados locales donde los ejemplares suelen llegar vivos en numerosas ocasiones, aunque su destino principal sea de uso alimentario. Por tanto es relativamente fácil hacerse con algunos ejemplares de estas especies. En Europa, recientemente estamos observando que es cada vez más fácil encontrarnos con estos camarones en tiendas de animales. No obstante, su escasa aparición en bibliografía especializada o en foros de acuariofilia hace que los acuaristas que los adquieren tengan difícil el poderlos mantener en las mejores condiciones, debido al desconocimiento general de su biología.
Los camarones son especies relativamente agresivas (algunas extremadamente agresivas), marcadamente territoriales. Necesitan espacios amplios donde encontrar refugio, que defienden celosamente de sus congéneres y de otros animales. Es por ello que no resulta viable mantenerlos en acuarios de escaso volumen y es aconsejable disponerlos en tanques de gran capacidad, de entre 500 y 1000 litros en adelante. Tampoco es aconsejable mantenerlos en acuarios comunitarios debido a sus costumbres predadoras. Estas especies son eminentemente carroñeras, aprovechando cualquier cadáver que quede en el lecho de su habitat, pero también son hábiles cazadores, que no dudarán en atacar a otros animales incluso más grandes que ellos. Es por este motivo que requieren acuarios casi exclusivos dedicados a ellos.
No suelen causar graves desperfectos en el acuario, pero las especies más grandes son capaces de remover el sustrato, incluso algunas rocas de pequeño tamaño y arrancar plantas, aunque no suelen consumirlas debido a que son sobre todo carnívoros. Así que es relativamente sencillo, y muy aconsejable, mantenerlos en acuarios profusamente plantados, con zonas de vegetación muy densa, espacios de sombra bajo plantas flotantes, y abundantes recovecos entre troncos y rocas. Observaremos que cada ejemplar suele marcar su propio espacio territorial.
Conviene no poner en el mismo tanque muchos individuos del sexo dominante, generalmente los machos (aunque existen excepciones), cuyas pinzas están más desarrolladas que en sus congéneres del sexo opuesto. Incluso entre sexos existe cierta agresividad y no es raro que se den comportamientos caníbales entre ejemplares adultos, más todavía con sus propias crías.
La reproducción es relativamente sencilla. tras encuentros con alguna escaramuza entre machos y hembras en periodo reproductivo (donde algún miembro puede ser seccionado) las hembras incuban los huevos (que puede ser varios centenares, dependiendo de la especie) en sus pleópodos, como el resto de decápodos de agua dulce. Tras unas semanas o meses los huevos eclosionan liberando a las pequeñas larvas, que por lo general están casi perfectamente formadas o tienen que pasar por alguna etapa previa antes de adquirir la forma de adultos. Generalmente las especies más alejadas del mar presentan un desarrollo directo, mientras que aquellas que viven en estuarios o manglares en entornos salobres requieren de varias transformaciones en aguas con distinto grado de salinidad. Una vez que las larvas adquieren capacidad de natación, se esconden entre la vegetación y fondos revueltos, donde sea difícil que se conviertan en presas para los depredadores, entre los que se incluyen sus propios familiares.
Dado que habitan aguas lentas, generalmente, la filtración de la instalación donde los mantengamos no debe mover un caudal excesivo. La temperatura, tratándose de especies tropicales, debe rondar los 25-27ºC, aunque toleran rangos de temperatura menores y algo superiores sin mayores problemas. Como en otros grupos, la biodiversidad de estos animales hace que algunos de ellos habiten en ecosistemas algo más especializados, como es el caso de los camarones gigantes estigobios, que viven en las profundidades de cavernas inundadas. Estas especies, por lo general ciegas, presentan las mismas características que sus parientes selváticos, a excepción de la ausencia de pigmentación en sus cuerpos.
Existen especies de camarones en todo el mundo, tal es el caso de las especies del género Palaemonetes sp. que se dan tanto en Europa como en el continente americano. Pero es sobre todo en Centroamérica y Sudamérica donde encontramos mayor variedad de especies (muchas de ellas comprendidas en el género Macrobrachium sp.), siendo algunas de ellas todavía desconocidas para la ciencia por encontrarse en la profundidad de la selva amazónica. En los países de estas regiones podemos encontrar multitud de especies, ya no tanto en comercios dedicados a la comercialización de animales, sino más bien en mercados locales donde los ejemplares suelen llegar vivos en numerosas ocasiones, aunque su destino principal sea de uso alimentario. Por tanto es relativamente fácil hacerse con algunos ejemplares de estas especies. En Europa, recientemente estamos observando que es cada vez más fácil encontrarnos con estos camarones en tiendas de animales. No obstante, su escasa aparición en bibliografía especializada o en foros de acuariofilia hace que los acuaristas que los adquieren tengan difícil el poderlos mantener en las mejores condiciones, debido al desconocimiento general de su biología.
Macrobrachium rosenbergii, un camarón gigante hoy extendido por numerosos países del mundo. Autor: Isaac García
Los camarones son especies relativamente agresivas (algunas extremadamente agresivas), marcadamente territoriales. Necesitan espacios amplios donde encontrar refugio, que defienden celosamente de sus congéneres y de otros animales. Es por ello que no resulta viable mantenerlos en acuarios de escaso volumen y es aconsejable disponerlos en tanques de gran capacidad, de entre 500 y 1000 litros en adelante. Tampoco es aconsejable mantenerlos en acuarios comunitarios debido a sus costumbres predadoras. Estas especies son eminentemente carroñeras, aprovechando cualquier cadáver que quede en el lecho de su habitat, pero también son hábiles cazadores, que no dudarán en atacar a otros animales incluso más grandes que ellos. Es por este motivo que requieren acuarios casi exclusivos dedicados a ellos.
Varios ejemplares de camarones en una batería de acuarios en una tienda, con extremidades amputadas. Autor: Isaac García
No suelen causar graves desperfectos en el acuario, pero las especies más grandes son capaces de remover el sustrato, incluso algunas rocas de pequeño tamaño y arrancar plantas, aunque no suelen consumirlas debido a que son sobre todo carnívoros. Así que es relativamente sencillo, y muy aconsejable, mantenerlos en acuarios profusamente plantados, con zonas de vegetación muy densa, espacios de sombra bajo plantas flotantes, y abundantes recovecos entre troncos y rocas. Observaremos que cada ejemplar suele marcar su propio espacio territorial.
Acuarios de gran volumen y densamente plantados son ideales para estas especies. Acuario de Kim Pulkki. Fuente: Internet
Conviene no poner en el mismo tanque muchos individuos del sexo dominante, generalmente los machos (aunque existen excepciones), cuyas pinzas están más desarrolladas que en sus congéneres del sexo opuesto. Incluso entre sexos existe cierta agresividad y no es raro que se den comportamientos caníbales entre ejemplares adultos, más todavía con sus propias crías.
La reproducción es relativamente sencilla. tras encuentros con alguna escaramuza entre machos y hembras en periodo reproductivo (donde algún miembro puede ser seccionado) las hembras incuban los huevos (que puede ser varios centenares, dependiendo de la especie) en sus pleópodos, como el resto de decápodos de agua dulce. Tras unas semanas o meses los huevos eclosionan liberando a las pequeñas larvas, que por lo general están casi perfectamente formadas o tienen que pasar por alguna etapa previa antes de adquirir la forma de adultos. Generalmente las especies más alejadas del mar presentan un desarrollo directo, mientras que aquellas que viven en estuarios o manglares en entornos salobres requieren de varias transformaciones en aguas con distinto grado de salinidad. Una vez que las larvas adquieren capacidad de natación, se esconden entre la vegetación y fondos revueltos, donde sea difícil que se conviertan en presas para los depredadores, entre los que se incluyen sus propios familiares.
Dado que habitan aguas lentas, generalmente, la filtración de la instalación donde los mantengamos no debe mover un caudal excesivo. La temperatura, tratándose de especies tropicales, debe rondar los 25-27ºC, aunque toleran rangos de temperatura menores y algo superiores sin mayores problemas. Como en otros grupos, la biodiversidad de estos animales hace que algunos de ellos habiten en ecosistemas algo más especializados, como es el caso de los camarones gigantes estigobios, que viven en las profundidades de cavernas inundadas. Estas especies, por lo general ciegas, presentan las mismas características que sus parientes selváticos, a excepción de la ausencia de pigmentación en sus cuerpos.
Macrobrachium poeti, un camarón gigante cavernícola de Honduras. Fuente: Internet
En cuanto a su alimentación, aceptarán de buena gana casi cualquier preparado comercial para dietas mixtas de peces e invertebrados. Un aporte eventual de trozos de pescado o carne es aconsejable si queremos que estas especies se alimenten lo más naturalmente posible.
Espero que este breve repaso por el grupo de los camarones gigantes os haya descubierto algunas cosas sobre ellos y la gran diversidad que alberga esta familia.
Si quieres descargarte este artículo en formato Word, pincha AQUÍ.
Espero que este breve repaso por el grupo de los camarones gigantes os haya descubierto algunas cosas sobre ellos y la gran diversidad que alberga esta familia.
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Buena informacion compañero,creo que estas especies tienen que ser mantenidas con especies bien y cuidadosamente escogidas,conociendo el comportamiento y crecimiento para no ser devorados por estos camarones totalmente diferente a los que estamos acostumbrados a tener.
ResponderEliminarUn saludo,soy un invitado que va leindo articulos de vez en cuando,admiros tus aportes ya que soy amante de los plantados.
Gracias por tu comentario compañero ;)
ResponderEliminarmuy buena la información sobre camarones pero me encantaría saber mas sobre los camarones nativos de los ríos amazónicos de Perú y Bolivia porque no encuentro muchos.
ResponderEliminarHola, tengo una finca de 600 hectáreas que se inunda, en invierno y verano, hay muchos peces, quisiera explorar la posibilidad de sembrar camarones de agua dulce, alguien me puede dar alguna idea. Saludos
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