Dado que la alimentación de los invertebrados es un tema tan importante como variado he creído conveniente publicar algunos "briconsejos" para poder improvisar algunos tipos de cultivo en casa de manera sencilla y económica. Empezaremos con la lombricultura, que es el cultivo o cría en cautividad de lombrices de tierra. Las lombrices se suelen usar en acuariofilia para alimentar a grandes peces carnívoros, pero su uso en algunas especies de invertebrados acuáticos, como los cangrejos de río y los camarones gigantes, es más que aconsejable para aproximarnos un poco más a su modo de alimentación natural. Empezamos pues con el cultivo de estos animales. Este artículo se publicó en Acuavida.com en colaboración con joethepolice, anterior coordinador de la sección de Acuarios del foro y un buen amigo argentino. Las fotografías y el esquema del lombricario son de su autoría.
Phyllum: Annelida
Clase: Oligochaeta
Orden: Haplotaxida
Familia: Lumbricidae
Dentro de las lombrices encontramos varios géneros y especies muy interesantes para su cultivo, desde las especies más comunes en jardines y huertos del género Lumbricus sp. [=Aporrectodea sp.] hasta lombrices gigantes propias de terrenos tropicales como es el caso de Phinodrilus fafneri, que puede llegar a medir varios metros de longitud. La lombriz acuática americana (Eisenia foetida) se reproduce de manera excepcional, siendo la predilecta de lombricultores en muchas regiones del mundo; además esta especie tiene la peculiaridad de poderse mantener en acuarios como un invertebrado más, siempre que nuestro sustrato sea de granulometría fina y le permita enterrarse. En general la mejor especie que podremos cultivar es aquella que se da en nuestro medio más cercano ya que no muestran grandes diferencias en cuanto a alimentación, reproducción o requisitos de mantenimiento. Todas las lombrices se reproducen sexualmente, y para ello sólo son necesarios dos individuos cualesquiera ya que poseen ambos sexos. Tras la cópula una de ellas (o ambas) depositan en la tierra húmeda un anillo carnoso con uno o varios huevos que eclosionan a los pocos días para empezar a alimentarse por sí solas las nuevas lombrices.
Para empezar un cultivo de lombrices necesitaremos previamente un contenedor apropiado, de marco de 50 cm x 50 cm y una profundidad de entre 20 y 30 cm aproximadamente. Este recipiente recibe el nombre de lombricario. Puede improvisarse este receptáculo con cajones de plástico o incluso de madera o metal, forrándolos por dentro con un plástico duro (plástico de palé por ejemplo). Las cajas de plástico duro que venden en tiendas multiartículos o las bandejas de laboratorio de PVC rígido servirán también a tal efecto. Una vez tenemos nuestro recipiente debemos disponer una pequeña capa de tierra de unos 5 cm en el fondo y sobre ésta una serie de alimentos para el inóculo inicial de lombrices. Podemos disponer rodajas de patata, calabacín, pepino, alficoz, calabaza, berenjenas o restos de frutas, legumbres y hortalizas varias troceadas, peladas o picadas (incluso previamente cocinadas, no importa). Sobre esta capa de alimento colocaremos el resto de la tierra hasta alcanzar prácticamente el borde del lombricario (dejaremos dos dedos de margen superior). La tierra debe ser de granulometría fina o media, libre de piedras o grava de cantos afilados. Por supuesto no utilizaremos abonos ni tierras con productos químicos. Algunos lombricultores mezclan turba con arena fina y vermiculita para aumentar la aireación del cultivo y así facilitar el movimiento de las lombrices. Una vez lleno el recipiente le colocaremos una tapa para evitar fugas (puede hacerse con metacrilato, plástico, madera tratada o forrada o incluso con film transparente. Dispondremos unos orificios de ventilación en la tapa para evitar condensaciones excesivas de agua. Debemos cubrir estos orificios con malla de rejilla o tela de medias para evitar contaminaciones externas de huevos o larvas de otros invertebrados así como esporas de hongos, etc. Hay quien aconseja colocar ladrillos dentro de la tierra para crear una red de cuevas que puedan utilizar las lombrices para depositar huevos aunque no es estrictamente necesario. La tierra debe mantenerse húmeda en profundidad, nunca encharcada. Esto lo conseguiremos a base de aspersión con una botella y un sifón. Si al meter el dedo en la tierra está húmeda por debajo de los 5 cm será suficiente para que las lombrices se desarrollen, aunque la superficie se vea algo seca. Una vez terminado el lombricario conseguiremos un inóculo de unas 50 a 200 lombrices del huerto más cercano, cavando en la tierra con una azada y sacándolas con cuidado de no dañarlas. Estas lombrices, que pueden ser de muy diversas especies dependiendo de dónde vivamos, se depositarán sobre la tierra húmeda y ellas mismas se enterrarán poco a poco. Dependiendo de la especie, podemos conseguir una producción de entre 2000 y 4000 lombrices de tamaño pequeño-medio por metro cuadrado y año.
El lombricario se mantendrá en un cuarto con poca luz ya que las lombrices se desenvuelven mejor en ausencia de iluminación. Alimentaremos una vez cada dos o tres días hasta que la producción esté a pleno rendimiento, entonces alimentaremos una vez al día. Las dosis podrán variar entre 10 ó 20 rodajas de patata (o alimento similar en cantidades proporcionales) por metro cuadrado que colocaremos sobre la tierra o a escasos centímetros de la superficie. Las lombrices son animales descomponedores que ingieren tanto tierra como restos vegetales en descomposición, filtrándolos por un enorme sistema digestivo que constituye todo su cuerpo. Por esto mismo deberemos depurarlas antes de suministrárselas a peces, reptiles o anfibios. La manera de hacer esto es sencilla. Colocaremos las lombrices en un recipiente con serrín húmedo y ellas poco a poco irán expulsando la tierra que contienen en un plazo de 10 a 24 horas. Tras este tiempo podremos suministrárselas a los peces directamente o previamente troceadas, dependiendo de su tamaño. Otro método de limpieza es trocearlas y colocarlas bajo un chorro de agua para vaciar su contenido. Otros acuariófilos recomiendan para realizar la purga de las lombrices utilizar polenta fina (harina de maíz de cocción rápida) ya que las lombrices al ingerir esta mezcla, eliminan la tierra y a su vez es un aporte alimenticio complementario para los peces e invertebrados (realmente es muy recomendable esta práctica).
El mantenimiento de estas especies puede ser un tanto tedioso debido al fuerte olor del material vegetal en descomposición que contiene la tierra y al espacio que necesitan para reproducirse. No obstante estos cultivos ofrecen grandes ventajas a acuariófilos que mantienen especies predadoras de gran tamaño, ya que las lombrices aportan proteínas y grasas esenciales que favorecen y aceleran el crecimiento de los peces. Algunos animales basan su dieta totalmente en lombrices por lo que suministrárselas de manera natural no sólo será beneficioso, sino indispensable para un perfecto mantenimiento de estas especies.
Debemos procurar no sobrealimentar a nuestros peces o invertebrados con lombrices ya que su aporte graso puede ser muy elevado y producir efectos nocivos en la salud de nuestros animales si nos excedemos. Además el suministro continuado de lombrices tiene en algunas especies efectos laxantes. No obstante, suministrar este alimento al menos una o dos veces por semana será un factor muy beneficioso para los habitantes de nuestros acuarios.
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Para empezar un cultivo de lombrices necesitaremos previamente un contenedor apropiado, de marco de 50 cm x 50 cm y una profundidad de entre 20 y 30 cm aproximadamente. Este recipiente recibe el nombre de lombricario. Puede improvisarse este receptáculo con cajones de plástico o incluso de madera o metal, forrándolos por dentro con un plástico duro (plástico de palé por ejemplo). Las cajas de plástico duro que venden en tiendas multiartículos o las bandejas de laboratorio de PVC rígido servirán también a tal efecto. Una vez tenemos nuestro recipiente debemos disponer una pequeña capa de tierra de unos 5 cm en el fondo y sobre ésta una serie de alimentos para el inóculo inicial de lombrices. Podemos disponer rodajas de patata, calabacín, pepino, alficoz, calabaza, berenjenas o restos de frutas, legumbres y hortalizas varias troceadas, peladas o picadas (incluso previamente cocinadas, no importa). Sobre esta capa de alimento colocaremos el resto de la tierra hasta alcanzar prácticamente el borde del lombricario (dejaremos dos dedos de margen superior). La tierra debe ser de granulometría fina o media, libre de piedras o grava de cantos afilados. Por supuesto no utilizaremos abonos ni tierras con productos químicos. Algunos lombricultores mezclan turba con arena fina y vermiculita para aumentar la aireación del cultivo y así facilitar el movimiento de las lombrices. Una vez lleno el recipiente le colocaremos una tapa para evitar fugas (puede hacerse con metacrilato, plástico, madera tratada o forrada o incluso con film transparente. Dispondremos unos orificios de ventilación en la tapa para evitar condensaciones excesivas de agua. Debemos cubrir estos orificios con malla de rejilla o tela de medias para evitar contaminaciones externas de huevos o larvas de otros invertebrados así como esporas de hongos, etc. Hay quien aconseja colocar ladrillos dentro de la tierra para crear una red de cuevas que puedan utilizar las lombrices para depositar huevos aunque no es estrictamente necesario. La tierra debe mantenerse húmeda en profundidad, nunca encharcada. Esto lo conseguiremos a base de aspersión con una botella y un sifón. Si al meter el dedo en la tierra está húmeda por debajo de los 5 cm será suficiente para que las lombrices se desarrollen, aunque la superficie se vea algo seca. Una vez terminado el lombricario conseguiremos un inóculo de unas 50 a 200 lombrices del huerto más cercano, cavando en la tierra con una azada y sacándolas con cuidado de no dañarlas. Estas lombrices, que pueden ser de muy diversas especies dependiendo de dónde vivamos, se depositarán sobre la tierra húmeda y ellas mismas se enterrarán poco a poco. Dependiendo de la especie, podemos conseguir una producción de entre 2000 y 4000 lombrices de tamaño pequeño-medio por metro cuadrado y año.
El lombricario se mantendrá en un cuarto con poca luz ya que las lombrices se desenvuelven mejor en ausencia de iluminación. Alimentaremos una vez cada dos o tres días hasta que la producción esté a pleno rendimiento, entonces alimentaremos una vez al día. Las dosis podrán variar entre 10 ó 20 rodajas de patata (o alimento similar en cantidades proporcionales) por metro cuadrado que colocaremos sobre la tierra o a escasos centímetros de la superficie. Las lombrices son animales descomponedores que ingieren tanto tierra como restos vegetales en descomposición, filtrándolos por un enorme sistema digestivo que constituye todo su cuerpo. Por esto mismo deberemos depurarlas antes de suministrárselas a peces, reptiles o anfibios. La manera de hacer esto es sencilla. Colocaremos las lombrices en un recipiente con serrín húmedo y ellas poco a poco irán expulsando la tierra que contienen en un plazo de 10 a 24 horas. Tras este tiempo podremos suministrárselas a los peces directamente o previamente troceadas, dependiendo de su tamaño. Otro método de limpieza es trocearlas y colocarlas bajo un chorro de agua para vaciar su contenido. Otros acuariófilos recomiendan para realizar la purga de las lombrices utilizar polenta fina (harina de maíz de cocción rápida) ya que las lombrices al ingerir esta mezcla, eliminan la tierra y a su vez es un aporte alimenticio complementario para los peces e invertebrados (realmente es muy recomendable esta práctica).
El mantenimiento de estas especies puede ser un tanto tedioso debido al fuerte olor del material vegetal en descomposición que contiene la tierra y al espacio que necesitan para reproducirse. No obstante estos cultivos ofrecen grandes ventajas a acuariófilos que mantienen especies predadoras de gran tamaño, ya que las lombrices aportan proteínas y grasas esenciales que favorecen y aceleran el crecimiento de los peces. Algunos animales basan su dieta totalmente en lombrices por lo que suministrárselas de manera natural no sólo será beneficioso, sino indispensable para un perfecto mantenimiento de estas especies.
Debemos procurar no sobrealimentar a nuestros peces o invertebrados con lombrices ya que su aporte graso puede ser muy elevado y producir efectos nocivos en la salud de nuestros animales si nos excedemos. Además el suministro continuado de lombrices tiene en algunas especies efectos laxantes. No obstante, suministrar este alimento al menos una o dos veces por semana será un factor muy beneficioso para los habitantes de nuestros acuarios.
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Hola,
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog, sobre un tema no muy popular, pero de gran nivel.
Es por eso que me permito corregirte en este post.
Primero, la lombriz de tierra (repito, de tierra, no acuática) no "sabe nadar"
Si la pones en un acuario se ahoga y se muere. De hecho cuando llueve mucho deben salir a superficie porque sus galerías se inundan. Debes haberlas visto en días de lluvia abundante cerca de jardines, incluso llegan a aceras y calles.
En cualquier caso como quieres que sirvan de alimento, no duran mucho dando vueltas por el acuario.
En segundo lugar, los lombriz arios sanos no huelen mal. Los restos de comida (pieles de vegetales y otros restos excepto carnicos o de pescado) no llegan a pudrirse. Las lombrices dan buena cuenta de ellos en horas.
El mayor problema es que se infecte de moscas, que si darían olor. La solución es tapar el lo brincaría muy bien y rapidamente
Sigo aquí:
ResponderEliminarEl secreto es tapar el lombricario muy bien y añadir los restos de comida rápidamente tras producirlos: mondas de patata, pieles de vegetales, etc. sin tiempo a que las moscas se acerquen y pongan sus huevos (que lo hacen en minutos)